Cuando han desaparecido los alquileres de renta antigua, aquellos que con el cobro de la cuota mensual, no le daba al propietario ni para el mantenimiento de los canalones, mantenemos en el mundo taurino un asuntillo de derecho eterno, que pasa de generación en generación, para el uso y disfrute de una propiedad que no es tuya.
Las cesiones de las autopistas, aparcamientos públicos, o cualquier otro recinto del Estado, tienen caducidad – una generación, 40/50 años, etc. etc.; Los abonos de los toros, no; Eso es para todas las vidas.
No creo que se rasgara el cielo, si cada año salieran a subasta abonos que pudieran caducar en plazas como Madrid, Sevilla, Bilbao, Pamplona y otras. Es muy posible que con el importe de dichas subastas, se pudieran mantener las escuelas taurinas, por ejemplo y además cambiarían los rostros habituales y conoceríamos nuevos ricos. Sin comentarios sobre la utilización de los palcos donde se ubican los politicastros de turno, los chorizos enchufados de los Ayuntamientos, Diputaciones, etc.
Todos a la grada, previo pago de su importe y el dinero que se saque, que lo utilicen para obras sociales, que falta les hace. ¡Ya está bien de tanto mangante suelto en esto de los toros!. Salvemos a aquellos que estén trabajando o en acto de servicio público.
¿Qué pasaría si mañana saliera una disposición indicando que dentro de 5 años caducan los derechos usufructuarios de los abonos taurinos?. A continuación subasta a sobre cerrado para 5 años, y el que más pague, para él.
Lo dicho: Para lucir el palmito en el callejón o en el palco gratuito, pierden el culo para llegar pronto y comer bien, pero para mojarse por el taurinismo, cuando toca, pierden el mismo culo para esconderse en la sierra.
Jesús Valencia.
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