viernes, 24 de agosto de 2012

"El Juli vuelve a poner las cosas en su sitio"

Crónica de Barquerito, Torodos

Con un bravo toro de Moisés Fraile, una faena de antología por su variedad, exuberancia, calidad y poder. Tarde brillante, casi completa. Papel estelar.

Bilbao 23 ago. (COLPISA, Barquerito)

Seis toros de El Pilar (Moisés Fraile. El cuarto, sobrero. Corrida muy bien presentada, variada de hechuras y condición. Bravos de nota segundo y sexto. Guerrero un quinto encastado. Noble pero aplomado el cuarto. Un punto distraído el primero.

Juan José Padilla, de siena y oro, ovación tras un aviso y silencio. El Juli, de violeta y azabache, dos orejas y ovación. Alejandro Talavante, de blanco y plata, silencio tras un aviso y una oreja.

El toro turbulento de la corrida de El Pilar fue el segundo, se llamaba Dulce sin serlo y se fue al otro mundo muy bien toreado. Por turbulento -embestidas de muy vivo brío, pero de apoyos desordenados- no fue toro fácil. Sí agradecido. Todo lo hizo El Juli a favor del toro. Y todo fue mucho porque de capa y muleta se prodigó Julián.

Por abundante fue faena exuberante, de las de tocar casi todas las teclas, pero de hacerlo sin amontonarse. Ordenada, fluidamente. Faena de constantes variaciones, como de caja de sorpresas. El Juli llevaba en la manga todos los ases y hasta dos o tres comodines. La apertura de trabajo fue -en tablas primer y fuera de las rayas enseguida- una madeja de siete muletazos de rara urdimbre pero cosidos todos entre sí: tres banderas sin rectificar, dos molinetes con giro al paso y dos pases ligeros pero mandones por alto. Del último salió el toro libre pero fijado.

El segundo tramo o peldaño -iba a ser faena rampante- fue, cite en distancia y ya en los medios, una tanda ligada en redondo de muy despacioso dibujo. Se rebotó un poco el toro, que estuvo por claudicar. En cuanto tomó aire el toro volvió Julián a la carga. Por la misma mano, en el mismo sitio y de la misma manera, solo que abriendo al toro lo justo para acompasarlo. Un cambio de mano rápido tras el cuarto viaje y el de pecho, que fue árnica para el toro. Una tercera tanda de parecido color, pero más breve.

Como la codicia del toro ponía caliente a cualquiera -El Juli quiso al toro vivo y no domado, y eso fue fundamental-, se desató en el ambiente la euforia propia de los acontecimientos rodados y redondos. Vino entonces y sin pausa apenas lo que un anónimo espontáneo había reclamado: el toreo con la izquierda. No se hizo de rogar El Juli. parecía tenerlo pensado. y entonces fue. Una tanda de tres, otra de otros tantos y una tercera de siete, uno detrás de otro, tan baja la mano que se veía palillo por debajo de las rodillas. Y se sentía al toro gobernado casi al látigo.

Al volver El Juli a la diestra, el toro parecía mirarlo y hasta medirlo, como si lo estuviera esperando. Siguió la pelea porque El Juli no se cansaba de estar ni de jugar. ¿Jugar? Un bucle de los muletazos aquellos de Robles -redondos rematados por alto, roblesinas- cosido a un circular invertido al modo de Manolo dos Santos, la dosantina. No es una mezcla común. El toro se resistió, pero ni hubo más remedio.

Como la embestida tuvo un punto protestón -la casta-, no fue faena caligráfica sino de chispa antigua. Una breve tregua precedió a un final de fuegos artificiales con muchas improvisaciones sacadas del repertorio mexicano. El toro ornamental, por alto pendular, cambiado por la espalda en el momento menos pensado, de perfil y a pies juntos al modo de Procuna, en ligero ángulo de pies a la manera de Mondeño.

Fue un festival en toda regla. El Juli gasta muleta de pequeña dimensión pero suficiente vuelo, y ese detalle, que encareció el toreo llamado fundamental, sirvió para darle gracia al toreo del chisporroteo, que vino como en alud. Tanta fantasía se celebró con un runrún de reconocimiento. El toreo clásico, de panza de muleta por delante y flecos arrastrados, también. Y una estocada al salto trasera y letal. Dos orejas. El Juli había venido a Bilbao a ajustarle las cuentas a quién sabe quién o quienes ni cuántos. Ajustadas quedaron.

De forma que, igual que el martes, la figura de El Juli pareció la figura de relieve dentro del paisaje todo de la corrida, que tuvo la personalidad, la seriedad y ese carácter mutante e intranquilo propio de los toros de El Pilar, que persiguen en banderillas y no se dan por batidos ni siquiera toreados a pulso. La bravura antigua.

El lote de Talavante fue muy completo: un tercero de son casi pastueño -el más sencillo de la corrida- y un sexto de inmensa caja y muy serio estilo que no paró de embestir. El segundo de El Juli se apalancó y se vendió caro en la corta distancia como defendiendo territorio. No sonrió a Padilla la fortuna. Convulso tras dos picotazos, el primero rodó reventado. El toro del correturno -primero bis- sacó un punto distraódo que lo hizo incierto y descubrió a Padilla en falso; el cuarto, muy grandón, sobrero, tuvo nobleza pero no voluntad.

El Juli hizo el gasto con el quinto, le pudo y lo sometió porque ahora no se pudo jugar tanto pero sí caminar sobre el alambre en un cara a cara reñido: ovillos al modo de Ojeda. ¡Tantas tauromaquias en una sola tarde y solo dos toros! Los muletazos de cierre y previos a la igualada, cambiados y a pies juntos, por abajo, fueron preciosos. Un pinchazo, un espadazo defectuoso. Pero, antes, una abundante exhibición de toreo de capa: medias verónicas caprichosas, lances de brega en circular, brega sucinta, un quite de chicuelinas y cordobinas -verónicas invertidas con las vueltas del capote- y la verónica vieja, despegada y en línea, aunque no de manos altas, para dar aire al quinto precisamente. Lo necesitaba.

Las dos faenas de Talavante -excesivamente montada la muleta cuando toreó en redondo, bien encajado al natural -pecaron por discontinuas. Un desarme de repente, suelto el toro cuando más había que meterlo en vereda; demasiada plaza recorrida. Una soberbia estocada al sexto. Padilla anduvo nervioso e inseguro, pero no renunció a banderillear y se jalearon cumplidamente seis pare. Uno de ellos al violín o al rejón.

Fotos de Arjona, Aplausos.



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