jueves, 11 de octubre de 2012

Última "simonada" de Valencia

Crónica de la corrida de toros del 9 de Octubre en Valencia por Tragabuches.

Valencia, 9 de Octubre. Corrida de toros de la Miniferia con motivo de la festividad del día de la Comunidad Valenciana.
 
Se anunciaba una corrida de toros de La Quinta, en la que tan solo se lidiaron cuatro toros. Los otros dos fueron de la divisa Lagunajanda, para los diestros Víctor Manuel Blázquez, José Calvo y David Esteve. Poco más de un cuarto de plaza. Simón se está cargando la afición de Valencia. Sigue el veranillo de San Miguel,siguen las "simonadas".

Saludó en banderillas César Fernández en el quinto de la tarde después de clavar dos buenos pares de banderillas.

Por la mañana habían rechazado dos toros del hierro titular. Susurro entre aficionados. ¿Qué estaba pasando? Algunos deseaban que rechazaran uno más para devolver la entrada, y no ser testigo de la pantomima que allí se estaba cociendo para la tarde. Y que allá sobre las 17:30 iba a ser realidad.  La Quinta llevaba dos años lidiando en Valencia en el mes de Julio. Ambos encierros fueron serios, de buena presentación y de buen juego. Nada que ver con lo que se vio ayer.

Quiero pensar, creer y tengo fe, en que el ganadero don Álvaro Martínez Conradi tenía una buena corrida de toros para Valencia y que nada tenía que ver con los cuatro toritos que se lidiaron siendo un autentico saldo ganadero. Una cosa es el encaste Santa Coloma con su morfología y sus rasgos, otra muy distinta son las cuatro raspas que salieron por toriles. El primero anovillado, segundo se tapaba por la cara y su bonito pelaje que lucía, tercero y cuarto dos raspas cárdenas. Faltos de fuerzas, descastados excepto el tercero que no lo pudimos ver, porque no hubo torero que se metiera con él. Los dos de Lagunajanda (quinto y sexto), sin fuerzas, descastados, mansos. El quinto mal presentado. El sexto aceptable.

Se anunciaba una terna necesitada de contratos con el objetivo obtener un hueco para la próxima feria de Fallas. Poco podemos decir de los tres, porque tampoco supieron ante ponerse a la pesada tarde. Podríamos salvar a José Calvo, pero ya son demasiadas las oportunidades y al final uno se cansa. Los demás para borrarlos del mapa.

Con todo esto así fue la tarde "asimonada". Apareció en primer lugar un cardenito anovillado al que saludó de capa Víctor Manuel Blázquez. Sin entregarse. Empujó con la cara arriba en el caballo, sonando el estribo. Desarrollo sentido en banderillas que pareó el propio matador. En la muleta exigía por el pitón derecho mejor colocación al que Blázquez siempre fuera de cacho acabó aburriendo. El de La Quinta embistió a media altura, siendo el pitón izquierdo más potable. Tardó en verlo el matador, al que le costó acoplarse, pero al final conectó con el público que le jalearon dos tandas al natural a las que le faltaron final en cada pase. No me convenció. El público le dio una gran ovación, siempre cariñosa.

Salió Corsario, de preciosa estampa, cárdeno claro, calcetero, salpicado. Astifino, con buena cara. Falto de fuerzas. Se gustó Calvo con el capote, estuvo bien, conectando rápidamente con los tendidos. Hubieron buenas verónicas. Gastó sus pocas fuerzas en estamparse contra el caballo. Recibió dos pares. Ya en la muleta apenas se aguantaba de pie. Aunque ganas por tomar la muleta no le faltaron. Toro muy a lo mejicano, siguiendo la muleta con nobleza y buena clase. Un bombón sin casta. El valenciano despegado, hilvano una faena con mucho gusto pero que no respondió a la calidad que ofrecía el santa coloma. Mala colocación de la espada. Ovación.

En tercer lugar salió una rata cárdena por toriles. Siguió con celo el capote de David Esteve. Nose quién botaba más si el toro o el torero. Exigente el de La Quinta. No quiso ver el caballo en el segundo encuentro. Mucho poder, exigente como los clásicos y difíciles santa colomas. A punto estuvo de llevarse por delante al torero. El toro cada vez más complicado. Quedandonos con la duda si su comportamiento era propio de casta o de genio. David no es que lo intentara, sino, que no sabía por donde echarle mano. Cada vez peor. Tuvo que abreviar y matarlo rápidamente, ya que no era aceptable para los tiempos que corren. Así nos va.

El cuarto y último de La Quinta fue otra raspa. Reponía mucho con el capote. Blázquez le dudó, y nunca se acopló. Había que apostar y no lo hizo. Se le notó que no está para estos compromisos. Pasó la faena aburriendo, y entre tanto pase se fue el toro sin torear. Silencio.

Si alguien tenía la ilusión de que los dos bichos que guardaban en toriles iban a cambiar la tarde, por ser de distinta ganadería y diferente encaste, iba bien engañado. El primero de Lagunajanda y quinto de la tarde, de pésima presentación, castaño, albardao. Descastado. Empujó con fijeza en el caballo. José Calvo tenía ante él un cadáver. Sin cruzarse y pechando de mala colocación otra vez, torea al remiendo ante un público bullicioso con ganas de aplaudir todo. Estocada contraria. Un sainete con el descabello que apunto estuvo de terminar en desgracia al salir disparado contra el callejón y clavandose el verduguillo contra las tablas.

El último de Lagunajanda, de la tarde y de la temporada del coso de la calle Xátiva, era de aceptable presentación. Flojo, descastado, manso, sin fondo ni clase. David Esteve solo pudo conseguir trapazos y enganchones. Poco podía sacar de tal deslucido animal. Le faltó templarse. Escuchó palmas.

Así terminó la última corrida de la temporada de Valencia. Una "simonada" más para apuntar en nuestra libreta. Después de la horrenda tarde alguno debería reflexionar, meditar y decidir sobre su futuro. Y no solo me refiero a los toreros, sino también a políticos y empresarios. Entre unos y otros estan echando de la plaza a la afición. Con espectáculos como los de ayer ¿como quieren recuperar abonados, o conseguir nuevos aficionados? Ayer se lució con el horrendo ganado que se lidió. Primero tiene que salir el toro con la presentación que se requiere en una plaza de primera categoría para dar espectáculo, y no anteponer su discurso artista, que ya aburre. Y no jugar a ser un artista porque eso que hace es como dicen los taurinos antiguos: "ser un ARTRISTA".

Tragabuches.












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